En la sesión ordinaria de octubre el ex decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Joseph Ramos Quiñones y el director del Centro de Estudios Públicos (CEP), Leonidas Montes Lira, abordaron la relación entre el individualismo y lo trascendente en la cultura moderna occidental.
El pasado lunes 28 de octubre de 2024, la Academia celebró su tradicional sesión ordinaria, la que tuvo como ponentes invitados al economista, Joseph Ramos Quiñones y al magíster en Ciencias Políticas por la Pontificia Universidad Católica de Chile, Leonidas Montes Lira, quienes reflexionaron sobre cómo la cultura occidental moderna, influida por el individualismo y el racionalismo, transforma y redefine la relación con lo divino, impulsando una espiritualidad más personal y abierta al diálogo.
El primero en intervenir fue el ex decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Joseph Ramos, quien explicó que “no cabe duda que el individualismo ha sido un notable progreso, al menos en reivindicar el derecho de cada persona a pensar por sí mismo y a decidir su propio proyecto de vida, sin interferencia de autoridad alguna, sea esta un Estado, religión o cultura, y por eso creo que nadie quisiera revertirlo. No obstante, al poner al sujeto en el centro del universo, el individualismo ha desplazado a Dios”.
“Si la cultura de Occidente ya no es hegemónicamente religiosa, la creencia ya no entrará por la cultura, sino que será cada vez más un asunto de convicción personal. De ser así, la creencia deberá apelar cada vez más a la razón, árbitro junto a la ciencia de lo que es creíble en la modernidad. Muy en especial deberá cultivar nuestra capacidad de asombro. Esta capacidad ha sido adormecida por la cultura actual, pero es fundamental si nos queremos acercar a Dios, pues sostengo que nuestro acercamiento a Dios nace de chispazos de asombro al alcance de todos”, continuó.
Al concluir su exposición, Ramos enfatizó que “dudo que algún día la creencia en Dios desaparezca como se ha pronosticado mucho desde la Ilustración, pues la sed por lo trascendente es innata en el ser humano. Y como hemos visto las huellas de Dios están por todas partes. Pienso que el futuro verá la creencia como una subcultura dentro de la cultura. Tal vez, incluso la subcultura mayor, pero dudo que vuelva a ser hegemónica, pues la duda, así como la soberbia y la rebeldía, también son innatas en el ser humano”.
Luego, fue el turno del director del Centro de Estudios Públicos (CEP), Leonidas Montes, quien afirmó que “nosotros cuando utilizamos la palabra agnóstico, generalmente, nos acordamos de Thomas Henry Huxley, quién acuñó ese término […] y lo definía desde una perspectiva del método racional y científico, y uno podría decir que ahí hay un agnosticismo materialista, pero uno también, y esta es la distinción que quiero hacer, hay un agnosticismo liberal que es el que quiero desarrollar”.
“El liberal agnóstico no está cerrado a la posibilidad de Dios, sino que abierto como el creyente no dogmático o al liberal al que se apunta […] El liberal agnóstico, creo yo, es humilde ante la realidad, ante la sociedad, ante la política y, sobre todo, ante Dios y ante los que creen en Dios. Y también sabe que una mente humana libre es mejor que un cerebro humano que cree saberlo todo”, agregó.
En su conclusión, Montes planteó que “este agnosticismo liberal está inmerso en esta tradición liberal clásica, que a mi juicio describe Friedrich Hayek en ese ignorado pero lindo ensayo [Individualismo: El verdadero y el falso] donde se apunta finalmente también a esta actitud de humildad, a no creer que tenemos la razón y a no ver en esa razón en mayúscula una forma de obligar o inducir a los demás a seguir cierto curso de acción”.