El académico de número medita sobre el proceso constitucional chileno en su columna de El Mercurio.
Según se supo este viernes, cuando culminaron las votaciones de las enmiendas, una solución de compromiso en torno al texto constitucional había —es de esperar que solo por ahora— fracasado. ¿Por qué?
Hay varias explicaciones posibles, pero la más obvia es que quienes participaron de las votaciones del jueves no actuaron ni como expertos, ni como políticos.
Los expertos, se ha dicho ya varias veces, son quienes dominan los medios más eficaces para alcanzar este o aquel fin, pero carecen de cualquier ventaja a la hora de establecer o decir cuál propósito debe ser perseguido. Los políticos, en el sentido profesional de la expresión (es decir, los políticos democráticos o parlamentarios), son, por su parte, quienes empuñan un conjunto de propósitos que, sin embargo, morigeran o postergan cuando caen en la cuenta de que, en democracia, no se puede ganar todo en todo y hay que saber dar dos pasos adelante y uno atrás.
Pero ese tipo de figuras no han aparecido.