Carlos Peña: “Ratzinger captó el fondo de incertidumbre que comparten el creyente y el no creyente”

El académico de número analiza el sello intelectual y teológico del Papa Benedicto XVI en una entrevista publicada en el diario El Mercurio.

“Trataré de estar a la altura de un personaje al que le tuve -le tengo- genuina admiración”, nos contesta el rector de la UDP cuando le pedimos responder algunas preguntas sobre el pensamiento del Papa Emérito, Benedicto XVI, tras su muerte este sábado. El académico y columnista es un conocedor de su obra y es autor del texto “Una rara coincidencia entre Ratzinger y Zizek”, incluido en su reciente libro “Ideas de perfil” (Taurus, 2022). 

– Benedicto XVI fue con frecuencia considerado un papa “reaccionario” y “ultraconservador”. ¿Es una visión errada o tiene algo de verdad? ¿Hubo un giro en él, tras ser considerado un teólogo reformista?

“Un no creyente siempre se pregunta si hay algo que un cristiano pueda decirnos que no sea dicho por un psicólogo, un sociólogo, un antropólogo, un filántropo o alguien genuinamente preocupado por la solidaridad. ¿Hay algo que un católico pueda decir a la sociedad plural que no haya dicho la sociología, la filosofía, la psicoterapia, la economía, las técnicas del yoga, la teoría de la justicia o la estadística? ¿Algo que interpele al no creyente y al que este deba poner oídos? ¿Alguna verdad relativa a la condición humana que sin la voz de los católicos quedaría ajena al debate? ¿Algo que haga relevante al católico, en tanto tal, a la esfera pública?”.

– La respuesta a estas interrogantes ha sido un ‘no’, en una serie de ocasiones.

“Para un no creyente, es insólito que haya católicos -teólogos y clérigos- que respondan negativamente a esta pregunta. Al amparo del Concilio Vaticano II se deslizaron muchas veces a una posición donde se trasponía lo que decía el psicólogo, el sociólogo, el filántropo, etcétera, al lenguaje de la fe. Un conservador -en el sentido que se tilda a Ratzinger de serlo- piensa, en cambio, que sí, que la fe y la convicción del cristiano no se confunden con una posición sociopolítica ni nada semejante. Alguien como Ratzinger piensa que la verdad de la condición humana se revela en el misterio de la cruz, en que el sufrimiento tiene un sentido, y que esa verdad no debe renunciar a ser tal ni siquiera en un mundo plural. Todos quienes son en esta materia ‘progresistas’ suelen poseer una fe más bien descafeinado, exenta de la locura de la cruz, una fe de guitarra y encuentro emocional, sin ascetismo ni vital ni intelectual. Si, en ese sentido Ratzinger fue un conservador: pero lo fue -al menos a los ojos de un no creyente- en el sentido de cualquier católico de veras debiera serlo”.

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