Carlos Peña: “La profecía del senador Quintana”

El académico de número medita sobre los efectos en la ciudadanía de las declaraciones públicas de líderes políticos relevantes en su columna de El Mercurio.

Uno de los rasgos más propios de la cultura humana —que se manifiesta especialmente en la esfera pública— es lo que la literatura llama profecía autocumplida. Tal como la formuló Thomas, en un famoso artículo, ella consiste en que en ocasiones basta definir una situación como real para que ella efectivamente ocurra.

Los ejemplos son abundantes.

El más obvio es el de la crisis de los 30, el famoso miércoles negro. Una vez que cunde la idea de que los bancos entrarán en insolvencia, las personas corren a retirar sus ahorros y la crisis se produce. Una vez que se define que las mujeres son inferiores, se las excluye de la educación y de los puestos de poder, y entonces comienzan a aparecer como tales.

Y así.

Lo anterior tiene consecuencias en la esfera de la responsabilidad y debieran tenerlo en consideración en especial los políticos. Si un político prevé que si no se aprueba tal proyecto, sobrevendrá una revuelta, no está haciendo una predicción como la que hace un sociólogo, sino que, sirviéndose voluntariamente o no de lo señalado por Thomas, está en los hechos alentando que ella se produzca.

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