Carlos Peña: “Hoy no sabemos muy bien en qué consiste lo humano”

El académico de número analiza los temas centrales de su nuevo libro, “Humanidades. Lo visible y lo invisible”, en una entrevista con El Mercurio.

“Humanidades. Lo visible y lo invisible”, se titula el nuevo libro del filósofo y abogado, rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, un autor asiduo a estas páginas, que ya venía hablando de este tema cerca de un libro anual en el último tiempo. Todos estos quieren ser un aporte al debate público en el país. En particular, este texto lo hace con un estilo cercano al lector con un genuino intento periodístico que hace conversarlos saberes de la academia en un lenguaje amable. Este es un ensayo, sin embargo, de una gran profundidad, desde sus 290 páginas. En ellas se pregunta “¿qué es filosofía?” y emprende una fluida argumentación. El libro aborda otros temas con los que está vinculado (“¿Por qué importa la filosofía?”), el dilema de la memoria y “el desaprendizaje”, que él explica como “aprender a ver lo que siempre ha estado ahí, fuera del sentido”. Y se convierte en un programa muy relevante para las humanidades, especialmente en una forma de manejo de la alta cultura, como un ejercicio vital. Y al mismo tiempo una crítica de la forma en que en muchos sectores académicos se han asumido el campo de las humanidades y de la cultura, con un relativismo radical. El libro, de editorial Taurus, está en librerías desde la semana pasada.

— ¿Cómo definiría usted las humanidades y qué las distinguiría de las ciencias?

“Las humanidades indagan en la relación entre lo visible y lo invisible: en el esfuerzo por develar el sentido o significado que subyace en la creación humana, el sentido de todo aquello que surge de la relación de los seres humanos con el medio ambiente y la escritura. Es lo que desde los griegos, Platón y Aristóteles, hasta los clásicos, Cicerón y un profesor de literatura contemporánea: la sospecha de que por debajo de los signos materiales, de los rastros del tiempo y del espacio, hay un depósito de significado que hay que indagar. Y al desplegar ese esfuerzo interpretativo, las humanidades producen nuevos sentidos, haciendo de la cultura la interpretación de una interpretación, cuya finalidad no puede ser desatendida. Las ciencias, por su parte, tratan de descubrir hechos. Por eso, sin las humanidades las universidades serían escuelas de profesiones, no de ciudadanos, por oficios”.

>> Texto completo en El Mercurio (con suscripción)