Adolfo Ibáñez: “Revolución”

Columna del académico de número de la Academia Chilena de Historia del Instituto de Chile publicada en el diario El Mercurio.  

Todos los días, puras calamidades: no las de la naturaleza que nos acompañan desde que tenemos memoria. Ahora son humanas: delincuencia, drogas, crimen, terrorismo, corrupción, tráficos de influencias, grupos insignificantes armados legalmente de poderes indebidos, burocracia ineficiente cuando no abusadora, gremios que se imponen a la fuerza, lenidad legislativa. Todo es violencia y las calles y caminos de nuestra patria, los espacios comunes por excelencia, se han transformado en lugares donde se arriesga la vida. El buen convivir se esconde puertas adentro porque el Estado no lo respalda.

Estamos presos de la revolución desde hace mucho tiempo y basa su prédica engañosa afirmando ser dueña del futuro. Pero su único objeto es conquistar y mantener el poder. No ha sido solo el exceso de bonos y regalías que generan bienestar ficticio y que exceden la riqueza que el país puede producir, un cohecho para dominar y someter la voluntad de las personas. Ha sido también, y en forma muy destacada, el mal uso y la confusión del poder político y judicial para inhibir el accionar normal de las instituciones, para que dejen de ejercer su función de guía del país en su camino al futuro, y de árbitro de intereses contrapuestos para impedir imposiciones indebidas o matonescas. Hoy, dichas instituciones están carcomidas por gusanos invisibles que las reducen a polvo, dejando en la indefensión a la inmensa mayoría que desea vivir en paz y en orden para sumar sus esfuerzos cotidianos en beneficio de ellos, sus hijos y la sociedad.

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