Pedro Gandolfo: “Crítica a las tradiciones”

El académico de número examina el poder de las tradiciones en la vida social y política en su columna de El Mercurio.  

Se echan de menos algunas tradiciones. Me refiero no a las personales o familiares, sino a las públicas, a aquellas que compartimos como nación. Preocupa el desarraigo, la falta de estructura, de tejido común de nuestra sociedad. Hay no solo un sentimiento nostálgico, sino la sensación de una institución que no necesariamente se poseyó, pero que se hubiera deseado y se desea poseer.

Tradición abarca todas las actitudes, hábitos, creencias y modos de pensar cuyo valor radica precisa y principalmente en su permanencia y continuidad en el tiempo. Estas cumplen en la vida social y política una función inestimable. A diferencia de lo que piensan algunos autores, el ser humano no es un “buen salvaje” que la sociedad ha corrompido ni un animal de instintos fuertes, definidos y precisos que la civilización ha domesticado y debilitado. Siguiendo la antropología de Arnold Gehlen, el hombre es más bien instintivamente indefinido e incompleto, con cierta inclinación al caos, al desorden y la inestabilidad. Las formas civilizadas, adquiridas lentamente, lejos de corromper o debilitar, serían las que fortalecen, completan, apuntalan.

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