Pedro Gandolfo: “Arte de la conversación”

El académico de número presenta una serie de reglas clásicas para una buena conversación en su columna de El Mercurio.

¿Habrá alguien a quien le interese auténticamente conversar? ¿Trenzar algo de ese intercambio sincero, íntimo, ligero, que nos reúne en torno a la palabra? Porque la conversación, la verdadera, escasea o ha degenerado en monólogo, garrulería, batalla verbal o soporífero discurrir de anécdotas.

Según una vieja tradición, existen algunas reglas para una buena conversación. En primer lugar, no es conveniente hablar demasiado de sí mismo. En relación con ella, figura la prohibición del autoelogio, de contar los sueños o de hacer alarde de riqueza o posición social.

En segundo lugar, no hablar demasiado o, dicho positivamente, ser breve. Esta regla se vincula con la prohibición de monopolizar la conversación. “La conversación no es lo mismo que pronunciar arengas”.

En tercer lugar, respetar los turnos y no interrumpir a los otros. El recíproco intercambio de ideas es básico.

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