Otto Dörr: “El deporte, la cultura y la educación”

El académico del Instituto de Chile y ex presidente de la Academia Chilena de Medicina analiza el desempeño de Chile en los últimos Juegos Olímpicos de Tokio en una columna en el diario El Mercurio. 

Han terminado los JJ.OO. Una verdadera fiesta del esfuerzo, la disciplina, la solidaridad, la estética. Toda la tierra unida en torno al cultivo del cuerpo en el marco de una sana competencia. Un espectáculo del cual la violencia está absolutamente ausente. ¡Qué contraste con otras manifestaciones multitudinarias de ocurrencia frecuente en nuestro continente latinoamericano, como protestas, estallidos sociales o actos terroristas de cualquier bandera!

La organización que ha ofrecido Japón ha sido impecable. La TV ha permitido admirar también la belleza de sus ciudades y paisajes, el orden, la limpieza y la perfección de sus instalaciones deportivas, así como su insuperable tecnología. Y todo esto en un país que hace solo 76 años sufrió la destrucción más grande que haya padecido en la historia nación alguna. ¡Y ahora ver a Japón transformado en la tercera potencia económica mundial, pero también en la tercera en el deporte!

El desempeño de nuestro país ha sido extremadamente modesto. Estos resultados merecen una reflexión, porque en otros parámetros no estamos tan mal. Así, Chile ha sido un ejemplo en el manejo de la pandemia: el número uno del mundo en porcentaje de habitantes vacunados y con una mortalidad relativamente baja. Chile es uno de los países que más ayuda social han entregado durante la crisis y la situación económica se mantiene, hasta aquí, mucho mejor que en el resto de Latinoamérica y que en buena parte de los países desarrollados. Y, sin embargo, en deporte hemos sido un fracaso, salvo algunas excepciones, como el golf, por ejemplo.

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