Marisol Peña: “A un mes de la Convención Constitucional”

La académica de número analizó lo positivo y negativo del inicio de las funciones de la Convención Constitucional en una columna del diario El Mercurio. 

¡Qué difícil se ha vuelto en Chile intentar un análisis objetivo de las cosas! Pareciera que la lógica maniquea de los buenos y los malos hubiese inundado inexorablemente nuestro entorno. Por lo mismo, es complejo hacer un balance del tiempo transcurrido desde que el 4 de julio pasado, la secretaria relatora del Tribunal Calificador de Elecciones, Carmen Gloria Valladares, pronunciara esa frase solemne: “Desde ahora ustedes no son convencionales electos; son convencionales propiamente tales”. Todo se ha dado muy rápido desde entonces: la elección de la presidenta y del vicepresidente, las dificultades para que comenzara a sesionar la Convención Constitucional, el inicio de un proceso de construcción de confianzas que pareciera ser mucho más tortuoso de lo que se preveía.

Pero, como un análisis objetivo supone situarse como un espectador imparcial, ese desafío nos lleva hoy a evaluar el primer mes de funcionamiento de la Convención Constitucional, tanto en sus aspectos positivos como negativos.

En lo positivo destaca la superación de los temas logísticos que complicaron la instalación efectiva de la Convención en el recinto del histórico Congreso Nacional. Más allá de los dimes y diretes entre la Mesa de aquella y el Gobierno, lo importante es que se ha podido sesionar y adoptar acuerdos. Y ello ha sido posible con la valiosa colaboración de sectores de la sociedad civil como el Colegio Médico y las universidades, que han puesto sus mejores esfuerzos para apoyar el trabajo de este nuevo órgano del Estado.

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