Lucía Santa Cruz: “Las anchas alamedas”

La académica de número reflexiona sobre la historia de la Unidad Popular y su relación con la actualidad en su columna semanal del diario El Mercurio.

George Orwell decía: “quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro”. En otras palabras, el que escribe la historia será el dueño del futuro. Y es la izquierda, militante y comprometida, quien ha escrito la historia de la Unidad Popular.

Esto responde a varias razones: primero, la derecha, en general, cree poco en las ideas y piensa que con eficiencia y crecimiento se clava la rueda de la fortuna. En segundo lugar, muchos sentimos que, tras el golpe militar, cuando comunistas, socialistas y otros eran perseguidos, sin la protección de los recursos que entrega el Estado de Derecho democrático, ciertamente no era el momento de enrostrar culpas a las víctimas, sino más bien de encontrar vías de reencuentro. Luego se instaló un negacionismo de facto que prohibía cualquier análisis de las causas del colapso democrático o del contexto histórico del golpe militar: “explicar” pasó a ser sinónimo de “justificar” y entonces, para expresar una opinión discordante, no solo había que tener evidencias, datos y argumentos (que es todo lo exigible al debate público o historiográfico), sino que además era necesario estar dotado de un coraje sobrehumano para enfrentar las descalificaciones, las funas y la agresión.

Siempre he tenido la convicción de que para evitar una repetición del pasado no basta con museos de la memoria, ni con la reiteración de mantras que imploren “nunca más”; no son suficientes los mitos o consignas y tampoco el adoctrinamiento escolar. Es necesario analizar profunda y honestamente cuáles fueron las causas que motivaron el golpe militar y entender cuáles son las consecuencias predecibles de ciertos actos y conductas, pues si ello no ocurre, es prácticamente imposible que las tragedias no se repitan.

Pues bien, ahora que se nos dice que nuevamente “se abrirán las anchas alamedas”, que el candidato hoy con mayores posibilidades de ser el futuro gobernante representa a una izquierda radical en alianza con el Partido Comunista, ahora que se proclama la necesidad de “terminar la obra inconclusa de Salvador Allende”, parece imperativa una reflexión acerca de la naturaleza del gobierno marxista de 1970-73.

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