Lucía Santa Cruz: “El Presidente y el capitalismo”

La académica de número analiza las declaraciones del gobernante en su gira por Europa en su columna de El Mercurio.

Sorpresa en algunos, y escándalo en otros, produjo en Chile la entrevista que el Presidente Boric diera a la BBC durante su viaje a Europa, en la cual afirmó que una parte de él sí querría el “derrocamiento del capitalismo”. Se aduce, no sin razón, que ello sería una contradicción con el objetivo de su misión en Europa en orden a atraer más inversión extranjera a nuestro país.

Mis observaciones al respecto son muy diferentes y tal vez opuestas a la mayoría de las opiniones expresadas. ¿De dónde sacan sus críticos que la izquierda chilena ha abandonado su visión permanente respecto del imperativo de abolir el capitalismo? ¿Que no fue precisamente aquello lo que la Unidad Popular —en estos días añorada con aún más nostalgia por esa misma izquierda— intentó hacer? ¿No han reiterado que su sueño es “abrir las anchas alamedas” y “terminar la obra inconclusa de Salvador Allende”? ¿No significa algo el compromiso de campaña, del propio Presidente Boric, de que si Chile había sido la cuna del neoliberalismo sería también su tumba? ¿Es que no han analizado los programas de las candidaturas del Frente Amplio o de Jadue? ¿No han escuchado las señales claras del rechazo al capitalismo de la coalición original gobernante? ¿De verdad creen que hemos llegado al “fin de la historia”, que la economía de mercado y la democracia, su contraparte política, han clavado la rueda de la fortuna y que la disputa entre capitalismo y socialismo prescribió? ¿Que ya no habrá más una pugna entre quienes aspiran a la igualdad absoluta y al predominio de lo colectivo y quienes defienden la libertad? ¿No han leído las alabanzas de miembros de Apruebo Dignidad a Venezuela y Cuba? ¿No entendieron que el proyecto constitucional de la Convención implicaba precisamente un enorme avance en ese sentido? ¿En qué país han abandonado las izquierdas, y menos aún sus juventudes, la utopía de un reemplazo posible del orden económico y político prevaleciente?

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