José Rodríguez Elizondo: “Los lobos de la plurinacionalidad”

El académico de número reflexiona sobre el conflicto con la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) en su columna del diario digital El Líbero.

Días atrás el senador Francisco Huenchumilla, descendiente de mapuches, planteó por la prensa la necesidad de un diálogo con la Coordinadora Arauco Malleco (CAM).

Como hemos llegado a saber, CAM es una de las diversas organizaciones del pueblo mapuche en demanda de reparaciones históricas. Pero tiene un rol que la distingue: ha declarado la guerra al “poder colonial” (léase, al Estado vigente) y no de manera figurada. En la llamada Macrozona Sur, sus efectivos utilizan métodos que la doctrina considera terroristas: ataques armados, incendio de casas y vehículos, robo de maderas, bloqueos de caminos, resistencia ante la policía y reivindicación audiovisual de sus acciones.

Eufemismo con causa 

Objetivamente, el senador mencionado pertenece a la mayoría mapuche integrada al sistema jurídico-político. Es abogado y destacado militante  democratacristiano. Como tal, antes fue alcalde, diputado, ministro e incluso intendente de la Araucanía. Por lo mismo, está muy al tanto de la incrementada complejidad del conflicto con su pueblo originario y de su correlato actual: el desborde de la fuerza policial, que implica el desborde del Estado nacional.

Desde esas circunstancias, sin duda desgarrantes, no puede ignorar que el único diálogo aceptable, entre un gobierno legítimo y una organización insurgente, tiene dos capítulos principales: cuándo y dónde deponer las armas y cómo implementar la reinserción social de sus miembros. La amnistía para los prisioneros y otros temas afines, serían capítulos subordinados.

Sin embargo, todo indica que el senador usó la palabra “diálogo” para plegarse, de manera táctica, a la orientación de dialogar con todos, CAM incluida, del futuro gobierno de Gabriel Boric. En efecto, lo que plantea es una negociación estratégica, con uno de los distintos centros de poder del pueblo mapuche, para instalar “una completa política de reparación que, aceptada por ella (la CAM), permitiría terminar con la violencia sin necesidad de recurrir a la acción de fuerza del Estado”.

>> Texto completo