El académico de número analiza el ideario político del Partido Republicano en su columna de El Líbero.
El triunfo Republicano del 7-M fue recibido, incluso por los ganadores, con indisimulada sorpresa. Kast lo ratificó: “Sí. En eso hay que ser muy transparente: esto, efectivamente, también nos sorprende a nosotros”. Desde ese día, la prensa y quienes opinan en público se preguntan: ¿qué derecha es la derecha republicana?
Los columnistas, medios de comunicación y redes sociales compiten en ingenio y por lugares comunes. Ganó la perseverancia, se dijo; fue un plebiscito contra el gobierno (“Chile ha derrotado un gobierno fracasado”); un revés para las ideas de izquierda; una réplica del terremoto político del 4-S; una demostración que el país clama por orden y seguridad; un reconocimiento al liderazgo de Kast; el fin del centro político; un desfondamiento de la ex-Concertación; un cambio de hegemonía dentro del sector (de la derecha); ánimo antiestablishment; un voto contra los viejos partidos; un resucitamiento del carácter chileno; una lápida puesta sobre el espíritu de la revuelta (léase, el octubrismo); un resurgir de valores tradicionales; ganaron las ideas de la libertad; resultados favorables para los activos financieros locales; una reducción de la incertidumbre; una respuesta pro mercado; “hoy los chilenos derrotaron el desgano, la apatía y la indiferencia”; “la derecha más dura queda con el sartén por el mango respecto del proceso constituyente”; ahora [ella] tiene la oportunidad única de guiar al país hacia una sociedad libre y democrática. Y, los más entusiastas, ven ante sí un hito histórico en la vida democrática del país.