El académico de número reflexiona sobre el proceso de recambio y el próximo nombramiento de ministros en su columna en el diario El Libero.
Gabinete de ministros. El recambio de la elite política que está teniendo lugar en Chile tendrá un momento culminante esta semana, cuando el Presidente electo Boric designe a su primer gabinete de ministros, acto que luego se completará con el nombramiento de las y los subsecretarios.
Si las elites, en general, se definen como individuos y grupos pequeños, relativamente estables y cohesionados dotados de una importante cuota de poder para intervenir en las decisiones colectivas, el gabinete de ministros es el equipo que sustenta el vértice de ese poder investido en el Presidente de la República. Como cabeza de los diferentes ministerios, los secretarios de Estado dirigen las políticas en su sector. Actúan bajo el mando directo del Jefe de Estado quien los designa y remueve, junto con dirigir, ellas o ellos, la burocracia en la respectiva área gubernamental.
En el campo de la sociología de las elites, los ministros y sus equipos son estudiados como un grupo clave —‘elite ejecutiva’ o funcionarios colaboradores presidenciales directos e inmediatos— que ejercen funciones de dirección superior (Verzichelli, 2018) en sectores que (presumiblemente) conocen o donde su talento y redes permiten augurar una gestión política eficaz. Que no siempre resulta así es una lección de la historia que conviene no olvidar.
Sobre todo el nombramiento de un primer equipo de ministros llena el ambiente de expectativas y a veces, además, de ilusiones desmesuradas. Especialmente en esta coyuntura que representa el acceso al poder político de una nueva generación y una nueva coalición de izquierdas, hechos que crean tanto posibilidades como incertidumbres, acompañado de una intensa atención de los medios de comunicación y las redes sociales.
Se especula en torno a nombres de potenciales candidatos a acceder a esas posiciones de poder, su imagen y datos biográficos; se subraya sus estudios (cada vez más posgrados, Londres y ciencias sociales); los grupos de interés manifiestan velada o abiertamente sus preferencias; se cruzan apuestas y el Presidente (gran elector de sus ministros) recibe propuestas de los partidos de su coalición y mensajes públicos y privados para la composición de un gabinete ideal. Las personas que aspiran a ser designadas, o creen estar en alguna lista de elegibles, se mueven con cautela mientras esperan ser convocados a la función.