El académico de número explica los desafíos de coordinar políticas en el sector de la educación superior en una columna de El Mercurio.
Coordinar políticas en el sector de la educación superior (ES) resulta cada vez más difícil. ¿Por qué ocurre esto?
Primero, porque los problemas abordados son cada vez más complicados, trátese del financiamiento de los sistemas nacionales, el aseguramiento de la calidad, la organización curricular de los programas de pregrado, el bienestar de los estudiantes, el uso de tecnologías digitales y de la IA en los procesos de enseñanza y otros de similar envergadura.
Segundo, porque la efectividad de cualquiera de las políticas anteriores depende de su interacción con una o más de las otras, cuyos efectos pueden anularse entre sí o generar resultados no deseados. Por ejemplo, se promueve la adopción de nuevas tecnologías en la sala de clase sin considerar que las políticas de evaluación de los estudiantes corren en sentido contrario y que la austeridad presupuestaria indicaría un compás de espera.