El académico de número reflexiona sobre la variedad y ampliación de los nuevos cargos ministeriales en su columna del diario El Mercurio.
La noticia esta vez no es tanto la de los rasgos biográficos de las personas que ocuparán cargos ministeriales como la relevante ampliación de la coalición que asume el gobierno.
En el régimen presidencial chileno con segunda vuelta, las coaliciones gobernantes se habían formado en torno a un programa, en la primera vuelta y, a lo más, sufrido algunos ajustes o acomodos internos durante o a propósito del resultado de la segunda vuelta electoral. Nunca antes, sin embargo, los ganadores de primera vuelta habían obtenido menos de un tercio del total de los votos y sus coaliciones nunca habían tenido una presencia tan minoritaria en el Congreso.
En un acto de humildad, en medio de la algarabía por su triunfo personal y de encomiable realismo y madurez política, el Presidente electo ha entendido que no puede hacer un gobierno realizador con esa base de apoyo; y, en una decisión que requiere de coraje y liderazgo personal, ha constituido un gabinete que va mucho más allá de las fuerzas que soportaron su campaña electoral.
Piénsese solamente que el Partido Comunista ha ocupado la vocería, el Ministerio del Trabajo y el de Ciencias, mientras que militantes o simpatizantes del PS, que no fueron parte de su núcleo inicial, ocupan carteras tan importantes como Hacienda, Relaciones Exteriores y Defensa.
Párrafo aparte merece la designación de Mario Marcel en Hacienda. Un hombre de modales suaves, que no levanta la voz, pero de convicciones sólidas, con un compromiso profundo y bien asentado por los equilibrios macroeconómicos y con una sólida convicción de que los recursos públicos deben emplearse en programas que prometan o hayan probado ya su eficiencia. Tan solo su última actuación, como Presidente del Banco Central, oponiéndose tenazmente a los retiros previsionales que impulsaron el propio Boric y las fuerzas que lo apoyaban, demuestra lo notable, aunque también lo riesgoso de este nombramiento. Marcel tiene además la ventaja de conocer en detalle el funcionamiento de todo el aparato estatal, lo que le da una enorme capacidad de influir en las políticas públicas que impulsen cada una de las carteras ministeriales, aunque, una vez más, ello es una fuente de potenciales conflictos.