Jorge Correa Sutil: “El sitial del Tribunal Constitucional”

El académico de número plantea dos condiciones para acudir al órgano a dirimir disputas políticas en su columna de El Mercurio. 

La decisión del Tribunal Constitucional en la causa de las isapres es reveladora de la manera en que sus integrantes entienden la función de ese órgano en democracia. Durante largos años, el Tribunal fue acusado de ser una tercera cámara y es mi convicción que su interpretación extensiva del texto de la Constitución y de sus propias funciones lo metieron innecesariamente en la reyerta política y fueron un factor decisivo en la deslegitimación de la Constitución vigente.

Pero la Carta Fundamental salió viva de los dos intentos de sustituirla, fue aceptada y tiene una nueva oportunidad de ser apreciada. Lograrlo dependerá fuertemente de lo que el TC diga en su nombre. A su vez, buena parte de las y los integrantes del TC han sido renovados. La decisión en el caso de las isapres resultaba entonces relevante por tratarse de un doble estreno: el primero consistía en saber cómo se leería de nuevo el texto constitucional que, aunque viejo, había pasado por la UTI y se había salvado por ser más sobrio que aquellos que habían intentado sustituirlo. El segundo estreno era el de un TC con integración renovada.

La cuestión que se presentó ante el Tribunal consistía en determinar si una moción de parlamentarios (estableciendo un modo de pagar lo que las isapres cobraron en exceso) era o no una iniciativa propia de la seguridad social, y, por ende, exclusiva del Presidente de la República. Había buenas razones para resolver en uno y otro sentido. Nadie seriamente podría afirmar que una de las dos tesis pugnaba abiertamente con el texto de la Constitución. La moción había sido presentada, aceptada y votada en el Senado. Faltaba ver qué haría la Cámara con ella. Lo más probable es que la rechazara y que la fórmula final acerca de cuánto y cómo debían restablecer las isapres quedara establecida mucho más adelante y fuera distinta a la impugnada.

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