Jorge Correa Sutil: “Corrupción judicial”

El académico de número revisa los criterios para los nombramientos de jueces en los tribunales de justicia en una columna en el diario El Mercurio.

El celular de Luis Hermosilla ha hecho patente que se trafican influencias en la designación de jueces. Varios episodios lo habían dejado ya de manifiesto; pero la burbuja vuelve a subir y muchas voces llaman a modificar los mecanismos de designación. La oportunidad conlleva riesgos de un mal diagnóstico y de remedios que pueden ser peores que la enfermedad.

La Corte Suprema recogió el guante, reconoció espacios de opacidad, se comprometió a perfeccionar sus procedimientos y recordó estar abierta a cambios en el sistema de nombramientos. Al poner el foco sobre sí, le llovieron piedras y palos. El diputado que preside la comisión investigadora del caso audios, con el tono enfático que ya caracteriza a sus colegas, anunció que presentaría un proyecto de ley para penalizar el lobby de los abogados en el Poder Judicial. Remató diciendo que es en el lobby en el Poder Judicial donde se debía poner el foco.

Las designaciones judiciales no debieran decidirse por murmullos en los oscuros pasillos del poder. Pero no es en el lobby en el Poder Judicial, como afirmó el diputado, donde hay que poner el foco. No conozco hecho o indicio de lobby en que un no judicial haya dirigido sus influencias a los ministros de una corte para incidir en una terna o en una quina. No es en esos pasillos donde se verifica el lobby. Ello no quiere decir que esos procedimientos iniciales que se verifican en las cortes no deben ser perfeccionados; que no se deba aumentar su transparencia, publicidad y debida fundamentación o que no se deba reducir el número de los que resuelven, facilitando una mejor deliberación y análisis. Todo ello debe corregirse, pero nada de eso indica que deba sacarse la propuesta de nombramientos fuera del Poder Judicial. Debemos evitar caer de la olla con agua caliente que implica el exceso de jerarquía judicial al sartén hirviendo de los nombramientos políticos, como muchos proponen ahora.

>> Texto completo en El Mercurio (con suscripción)