Eugenio Tironi: “Confiando en Twain”

El académico de número analiza la situación política actual de Chile en su columna del diario El Mercurio.  

Los consensos que otorgaron a Chile su peculiar estabilidad se han esfumado. A pesar de la aplicación de fórmulas de distinto signo, la economía sigue un curso mediocre, bailando al ritmo del precio del cobre. La clase media ve con frustración que la escalera del ascenso social se ha detenido, y que sus conocimientos y contactos ya no tienen la misma cotización. El mundo rural se siente expuesto al despojo y la violencia. Las ciudades son inundadas por migrantes que arriban con costumbres y conceptos de la vida colectiva y de la autoridad diferentes. Las tomas y los asentamientos ilegales se expanden como hongos, con el consiguiente deterioro del entorno urbano. Se han evanecido el valor de las normas, de la disciplina y de la autoridad. Aumentan la violencia y la delincuencia, con crímenes horrendos que se creían propios de otros estados civilizatorios. Basta con levantar una piedra para encontrarse con una organización que reclama altivamente nuevos derechos. A pesar de los signos de progreso, y que han accedido como nunca a la educación, en los jóvenes reina una visión crítica de los 30 años precedentes. Las universidades se han vuelto focos de rebeldía, con protestas que replican lo que acontece en los campus estadounidenses y europeos. Nuevas generaciones ocupan el gobierno, pero la inexperiencia y la burocracia las devoran. Chile, en suma, se hunde en un pantano para el que no encuentra salida, conducido por actores políticos que, enceguecidos por la competencia, han desahuciado la vieja práctica de la transacción y los acuerdos.

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