Carta firmada por el Presidente de la Academia, José Luis Cea, y otros presidentes de academias del Instituto de Chile, publicada en el Diario El Mercurio.
Fondecyt ha constituido una herramienta extraordinariamente eficaz para promover la generación de conocimiento en las universidades chilenas. A casi 40 años de su instauración, y con sucesivas reformas de crecimiento y nuevas prácticas, llegó a ser un elemento de gran dinamismo en la vida científica del país. Ayudó a crear equipos de investigación en humanidades, ciencias sociales, ciencias naturales y ciencias exactas. Posibilitó algo todavía más valioso: la colaboración de investigadores de amplia trayectoria junto a jóvenes promesas, ya sea como coinvestigadores o como ayudantes que se iniciaban en la disciplina. La continuidad a futuro es todavía más importante que el apoyo a lo establecido. El dinamismo de la sociedad humana depende de la interacción de generaciones, no de su parcelación en segmentos. Fondecyt, en sus diversas modalidades, llegó a adquirir un papel de protagonismo en la ciencia y en la vida de los investigadores.
Por ello extrañan sobremanera las medidas ahora anunciadas, que no demuestran madurez de juicio alguna en asuntos de las ciencias y humanidades. Los recursos proporcionados ya de por sí son muy exiguos, y por cierto deberían reflejar una mayor prioridad para la generación de conocimiento en nuestra sociedad, a fin de aprovechar los talentos. Que dichos recursos experimenten variaciones según las vicisitudes del país es asunto recurrente en la sociedad humana. Pero el anuncio de que los honorarios se trasladen a financiar proyectos es ignorar cómo viven y de qué viven los investigadores, aunque sea en ingresos relativamente marginales. Sobre todo, no se afirma que la medida se debe a la urgencia por la situación pandémica que afecta al país, sino que deja entender que será permanente.
Lo que más ha golpeado al universo de investigadores ha sido el anuncio de los proyectos “aprobados sin financiamiento”. Incomprensible. Justamente, la fundación del programa permitió asumir en Chile una nueva forma adicional de financiamiento para el trabajo académico: la postulación con proyectos de investigación en concursos competitivos.
Podría haber listas de espera en este campo —es muy raro que exista movimiento en ellas— y nadie se opone a que se jerarquicen en puntajes. No es una evaluación perfecta, pero en estas cosas es muy difícil lograr alguna que se acerque a la perfección. La idea de que se trata de lanzar al público un proyecto “muy bueno”, sin financiamiento, se aproxima mucho a una burla publicitaria, al albur de la filantropía. Justamente, la creación de Fondecyt se pensó para canalizar el financiamiento de proyectos seleccionados dentro de la mayor rigurosidad posible. La disposición pareciera, en cambio, anunciar el comienzo del fin del programa. Convendría discutir al respecto.
Adriana Valdés Budge
Presidenta del Instituto de Chile y directora de la Academia de la Lengua
Joaquín Fermandois Huerta
Vicepresidente del Instituto de Chile y presidente de la Academia de la Historia
Iván Jaksic Andrade
Secretario general Instituto de Chile
Juan Asenjo De Leuze
Tesorero del Instituto de Chile
M. Cecilia Hidalgo Tapia
Presidenta de la Academia Chilena de Ciencias
José Luis Cea Egaña
Presidente de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales
Rodolfo Armas Merino
Presidente de la Academia Chilena de Medicina
Silvia Westermann Andrade
Presidenta de la Academia Chilena de Bellas Artes