Cristián Warnken: “El ‘A favor’ de Frei: coraje y sensatez”

El académico de número reflexiona sobre el anuncio del expresidente, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, respecto a su voto en el plebiscito constitucional en una columna de El Mercurio.

Eduardo Frei, ex Presidente de la República, ha mostrado, en el último tiempo, más coraje que la medianía de nuestros líderes políticos. Lo vimos en el plebiscito anterior, donde su clara y nítida declaración por el Rechazo sobresalió en medio de abdicaciones y ambigüedades de quienes se plegaron al delirio apruebista. Expresarse hoy por el “A favor” requiere mucho más coraje aún, cuando la mayoría de las encuestas muestran una diferencia favorable a la opción “En contra”. El expresidente Frei ha actuado sin calculadora en mano, quemando su capital político, desde una convicción de que esa opción es mejor para el país. Gestos como esos prácticamente no se ven en la política de hoy, atrapada por el espejismo del twitter, la inmediatez y las encuestas.

Frei ha tenido más grandeza y visión que su partido, la Democracia Cristiana, convertida hoy en una sombra patética de lo que fue, aliada electoralmente con el Partido Comunista, vagón de cola de una izquierda refundacional, un partido del que muchas de sus grandes figuras históricas, si estuvieran vivas, probablemente sentirían vergüenza. ¿Se imagina alguien a Eduardo Frei padre o a Patricio Aylwin llamando a votar Apruebo en el plebiscito anterior? Los dirigentes herederos de esa tradición siguen actuando víctimas de complejos y culpas autoflagelantes que les impiden estar a la altura de la historia. Porque estamos ante momentos históricos: el país viene desde hace tiempo en un declive que se acerca cada vez más a la decadencia. Estamos pagando el costo del actuar de una clase política que, en vez de orientar (ese es el papel de un líder), nos condena al extravío. Los operadores superan hoy en número a los estadistas y los partidos políticos son hoy más pequeños negocios de caudillos locales que grandes mediadores y articuladores de grandes acuerdos, que son lo único que puede sacar al país del pantano en que está hoy.

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