El académico de número medita sobre la situación actual de la ciudad de Valparaíso en una entrevista con Ex-Ante.
– Valparaíso lleva décadas de abandono. Hace noticia por empresas que dejan la ciudad, por polémicas con el alcalde y por basura que se acumula, entre otras cosas. ¿La decadencia del puerto ha llegado a un nivel nunca visto?
– Estamos mal hace mucho tiempo. Décadas. Y las causas, como siempre ocurre tratándose de hechos complejos, son varias y vienen también desde tiempos pasados. Por supuesto que el problema de Valparaíso no es la suciedad , el deterioro del plan, ni tampoco la basura: esos son síntomas de una ciudad pobre y de pobres. Y me refiero a pobres en cuanto a las condiciones materiales de existencia de miles de porteños y sus familias, no a pobres de espíritu. De este último queda aún mucho en Valparaíso. ¿Cómo si no se explica el éxito que tuvo la última y reciente versión de Puerto de Ideas?
– ¿Cómo evalúa la gestión de Jorge Sharp? ¿Cuáles son sus logros y retrocesos?
– Nunca he tratado personalmente al alcalde, pero tengo la impresión de que podría estar más preocupado de conservar y en lo posible aumentar su base electoral que en hacer todo lo que esté al alcance del municipio para sacar adelante la ciudad. Nunca ha ocultado sus ambiciones de un cargo parlamentario e incluso de llegar a La Moneda. ¿Qué nos estará pasando que suman ya decenas aquellos que en los últimos años, como también en este, se consideran destinados a la Presidencia de la República? ¿Qué enfermedad es esa? Está bien tener ambiciones, ¿pero qué le ha dado a tantos con la de ser Presidentes? Un antiguo senador afirmaba sorprenderse con los centenares de chilenos que creían que cuando recién nacidos los habían mudado con pañales que tenían el escudo nacional.