Sesiones

“Vida buena y felicidad, en lo social, político y moral”

En la sesión ordinaria de noviembre, los doctores en filosofía, Sebastián Kaufmann Salinas y Alejandro Vigo Pacheco, analizaron el concepto de felicidad desde su perspectiva social, política y moral.

La sesión de noviembre de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales tuvo como ponentes invitados al Doctor en Filosofía por Marquette University, Sebastián Kaufmann Salina, y al Doctor en Filosofía por la Universidad de Heidelberg, Alejandro Vigo Pacheco, quienes reflexionaron sobre diversos conceptos relacionados a la felicidad en su ámbito social, político y moral.

El primero en intervenir fue el Vicerrector de Integración de la Universidad Alberto Hurtado, Sebastián Kaufmann, quien explicó que “una idea adecuada de felicidad, que haga sentido a las búsquedas cotidianas de nuestro tiempo, no puede limitarse al gozo y al placer, pero tampoco puede obviar la necesidad que todos tenemos de cierto bienestar y contentamiento”.

Es difícil cargar a las sociedades con expectativas demasiado altas respecto a la felicidad y al bienestar individual. Existe una sabiduría en el liberalismo que sitúa al Estado como responsable de ciertos mínimos, sin hacerse cargo de la felicidad individual, pero como hemos visto las personas demandan más de la sociedad que derechos mínimos”, afirmó.

Para finalizar, Kaufmann expresó que “es importante recomponer el tejido social, especialmente en las comunidades educacionales, donde se van tejiendo los vínculos sociales que fortalecen la capacidad de elaboración de las emociones negativas y la resiliencia, que es clave para la felicidad individual y social, y necesitamos, urgentemente, recomponer el capital social, la capacidad de confiar y el vincularse positivamente con los demás”.

Luego fue el turno del profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad de los Andes, Alejandro Vigo, quien reflexionó sobre el concepto filosófico kantiano del eudemonismo. “El eudemonismo remite a la concepción ética que el genuino motor de la acción virtuosa reside en la representación prospectiva y anticipatoria de la felicidad, y no en la representación del deber”, aseveró.

“Si uno toma las concepciones antiguas de la felicidad, que conectan la felicidad con la virtud, uno va a encontrar rápidamente que buena parte de lo que estos autores incorporan como contenido de la felicidad, es coincidente con buena parte de lo que las teorías modernas incorporan como contenido en la noción del deber”, agregó.  

Para finalizar, Vigo concluyó que “pensar filosóficamente sobre ética ha sido siempre, de uno u otro modo, pensar también sobre la felicidad. Nada puede resultar menos sorprendente si se tiene en cuenta que la ética filosófica no podría renunciar a ser también un discurso sobre el bien humano, sin quedar privada ella misma, al mismo tiempo, de su propia identidad”.