En la sesión ordinaria de septiembre el filósofo español y numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Juan Arana Cañedo-Argüelles, y el escritor, comunicador y académico electo, Cristián Warnken Lihn, analizaron el pensamiento del poeta, ensayista y diplomático mexicano, Octavio Paz Lozano, sobre América Latina.
La sesión de septiembre de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales tuvo como ponentes invitados al filósofo español y académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Juan Arana Cañedo-Argülles, y al escritor, comunicador y académico electo, Cristián Warnken Lihn, quienes reflexionaron sobre el pensamiento del poeta, ensayista y diplomático mexicano, Octavio Paz Lozano, acerca de Latinoamérica.
El primero en intervenir fue el filósofo español Juan Arana Cañedo-Argüelles quien explicó que Octavio Paz “ha considerado que la humanidad navega por el espacio en una barca demasiado pequeña de manera que o nos salvamos todos juntos o no nos salvará nadie. Ya no hay futuros que varían según la latitud. El porvenir ha sido globalizado, se ha ido desprendiendo de particularismos y a todos nos afecta por igual”.
El académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas agregó que “el futuro del que habla no es el de las tasas de exportación o del consumo per cápita, cuando habla de futuro se pregunta por los grandes principios que definen la existencia: los valores reconocidos por la sociedad, las pautas que rigen el quehacer político, los elementos éticos y estéticos que rigen a cada generación, los ideales que cada época adopta y la realidad de cada día que determina el éxito o el fracaso de tales ideales”.
Para concluir, Arana enfatizó que ante la tesis de la mundialización de Occidente, el poeta, ensayista y diplomático mexicano “no anuncia ni trata de promover la uniformización de las culturas y la ruina de los particularismos. Al contrario, en la diversidad de los pueblos y en la preservación de sus respectivas identidades radica la posibilidad de romper el punto muerto al que hemos llegado en muchos problemas”.
Luego, fue el turno del académico electo, Cristián Warnken Lihn, quien afirmó que en América Latina “lo que ha marcado la relación entre la política y el mundo de las ideas, la literatura y la cultura ha sido […] el delirio americano. ¿En qué consiste esto? El mundo de los ensueños y fantasías de nuestros más grandes creadores, narradores y poetas ha sido muy fecundo en el ámbito de lo estético, pero ha tenido nefastas consecuencias en la política”.
“Octavio Paz hereda de su realismo la fe en una suerte de nueva religión donde se manifiesta esa tríada sagrada de libertad, amor y poesía […] Llama la atención que haya logrado liberarse, separar ambos ámbitos y mantener, por un lado la fe en la revolución poética y por otro lado haberse convertido en un crítico de las revoluciones, socialismos reales y a toda forma de concebir la política como religión alternativa tan frecuente en nuestro continente”, continuó.
Al concluir su exposición, Warnken aseguró que “el poema de la crítica y de la autocrítica nos invita a asistir al combate como el de Jacob con su propio ángel y su propio demonio. La crítica es para Octavio Paz el ácido que disuelve las imágenes, sobre todo las petrificadas, las que estancan y las que pudren los sueños. Esa crítica a la que una parte importante de nuestra izquierda latinoamericana renunció con fatales consecuencias”.