El político José Antonio Viera-Gallo y la abogada María Isabel Aninat, fueron invitados a analizar —en la sesión ordinaria de octubre— el desbordamiento institucional en curso e incidencia en el proceso constituyente.
En la sesión ordinaria de octubre inició la exposición el abogado, académico y político, José Antonio Viera-Gallo, quien afirmó que analizar la relación entre la Convención Constitucional y el proceso social político de Chile es tremendamente complejo, “porque estamos a la mitad o inicio de un camino que busca dar cumplimiento al acuerdo del 25 de noviembre y regenerar las instituciones republicanas”.
“El país atraviesa un desajuste más o menos profundo entre el orden jurídico político y la sociedad, sin llegar a lo que sería una crisis técnicamente institucional propiamente tal, una etapa Sui Generis que no sabemos cuánta va a durar. Donde las instituciones siguen funcionando, pero en un contexto de anomia ciudadana y una cierta pérdida de legitimidad”, explicó.
Por eso, para Viera-Gallo el desafío primordial de la Convención debe ser resolver el tema “de los dos tercios” y lograr construir una nueva organización institucional que tenga principios y normas que respondan a un equilibrio democrático. A su juicio “hoy hay más interrogantes que certezas”.
“El tema de fondo va a ser si la nueva Constitución puede regular la etapa que sigue, del desarrollo del país. Hay convenciones que han tenido éxito y hay otras que han fracasado (…) el test definitivo va a ser si esa Constitución puede estar en vigencia el tiempo más prolongado posible”, concluyó.
Continuó el análisis la Decana de la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez, María Isabel Aninat, quien comenzó comentando las interpretaciones sobre los hechos ocurridos el 18 y 25 de octubre de 2019 para mirar a los desafíos del futuro.
“Una de las paradojas que más ha marcado el proceso constitucional chileno, es que la propuesta constituyente siempre estuvo más concentrada en lo procedimental, en el cambio de la Constitución, más que en el resultado de un contenido específico. No han sido las propuestas sustantivas constitucionales las que primaron”, dijo.
Según Aninat tenemos “la página en blanco en todo su esplendor”, pues la Convención está entrando en una etapa relevante, pero al mismo tiempo en una especie de vacío donde no tenemos mayor claridad de las propuestas.
“Una vez que lo procedimental acaba, la pregunta es: ¿qué pasa con la reconstrucción institucional que debe llevarse a cabo? Las transiciones constitucionales son procesos sumamente complejos y de larga envergadura y la manera con que se deben llevar, es crucial para reducir o fomentar lo que aquí se llama desborde constitucional”, explicó.
Posteriormente habló de los tres elementos que harán que el proceso de transición constitucional sea aún más incierto: “la desconfianza generalizada de las instituciones, un rol secundario de los partidos políticos como intermediadores de la ciudadanía y los efectos de las redes sociales en el espacio público”.
“En los meses que vienen veremos cómo la convención comienza a dotar de contenidos esta propuesta de cambio constitucional, hay ciertos ámbitos cruciales para la transición que afrontaremos en los próximos años como país. Espero que no solo permitan satisfacer las expectativas inmediatas, sino que también reconstruir un orden institucional que cuente con la confianza ciudadana necesaria”, finalizó.