Valor del respeto

Palabras del Presidente Emérito, Don José Luis Cea Egaña, durante la ceremonia asunción del nuevo Presidente, D. Jaime Antúnez Aldunate y de la nueva Mesa Directiva de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.

El 20 de febrero de 2006, hallándome fuera de Santiago, me llamó don Carlos Martínez Sotomayor, Presidente entonces de nuestra Academia. Me informó que, al día siguiente, sería sometido a una delicada intervención quirúrgica y me pidió que cuidara a la Institución. Una semana después lo sucedí en esa función.

Con entusiasmo me he dedicado a tal labor, convencido que son múltiples las actividades a realizar y que, con la ayuda de todos los numerarios, es posible progresar incesantemente. Junto con Gonzalo Figueroa Yáñez emprendimos variadas innovaciones, incluyendo los capítulos regionales. A Patricia Matte Larraín debo profunda gratitud por haber sido la lúcida y visionaria vicepresidenta de la Corporación; semejante reconocimiento extiendo al nuevo presidente, don Jaime Antúnez Aldunate, pues en la secretaría académica nunca dejó de colaborar con abnegación y eficiencia. La realización exitosa de misiones sitúa hoy a la Academia en la vanguardia de sus congéneres en Iberoamérica. En fin, nunca será suficientemente justo callar mi testimonio de admiración por la discreta, leal e incansable laboriosidad de Viviana Comparini Simonetti, secretaria administrativa de la Academia.

Evoco el pasado y declaro que han sido años desafiantes, gratos y de realizaciones. Si algún hecho aislado de divergencia ocurrió, lo cierto es que el ambiente arraigado de amistad, entendimiento y buena voluntad ha sido el sello característico de nuestro esfuerzo. Un valor, sin embargo, marcó y fortaleció el ánimo con que ejercí la presidencia. Me refiero al respeto por todos y cada uno de los miembros de la Institución.

Creí, y hoy más convencido que nunca lo afirmo, que el respeto dignifica el trabajo; fortalece la libertad; impulsa la igualdad; cuida la paz; confirma que las decisiones tienen que ser trasparentes; entroniza la sinceridad que promueve la amistad; vence las dificultades; nivela las capacidades; silencia o suaviza las discrepancias; y, por último, renueva la fe en que la búsqueda de entendimiento jamás es inútil. La conciencia de respetarnos en nuestra pluralidad de ideas y visiones ha sido, lo reitero, el valor que dirigió todas nuestras actuaciones.

Me despido expresando anhelos de éxito y promesa de colaboración a la nueva Mesa Directiva. A todos ustedes, una vez más mil y mil gracias por el consejo que me dieron y el apoyo que recibí de amigos sinceros.