La nueva Académica de Número pronunció su discurso de incorporación que tituló “El estudio del tiempo histórico: un itinerario”. El discurso de bienvenida correspondió a la académica Lucía Santa Cruz Sutil.
En el Salón de Honor del Instituto de Chile se celebró este lunes 3 de octubre la ceremonia de incorporación de Sol Serrano Pérez, como miembro de número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.
La solemne ceremonia fue encabezada por el presidente de la Academia, Jaime Antúnez Aldunate; por el vicepresidente de la corporación, Ernesto Ottone Fernández; y por la Secretaria Académica, Marisol Peña Torres. Mientras que el discurso de recepción estuvo a cargo de la académica y también historiadora, Lucía Santa Cruz Sutil.
En sus palabras introductorias, el Presidente de la Academia, Jaime Antúnez, destacó de la nueva numeraria que “sus principales líneas de investigación han sido la historia política, intelectual, educacional y religiosa durante el S.XIX en Chile, comparándola con el contexto Latinoamericano”. Y agregó que “en 2018, Sol Serrano recibió el Premio Nacional de Historia, convirtiéndose en la primera mujer que obtiene este reconocimiento en dicha disciplina”.
La nueva Académica de Número, Sol Serrano, comenzó su ponencia titulada “El estudio del tiempo histórico: un itinerario” recordando a su antecesor en el Sillón N°8, Juan de Dios Vial Larraín, con las palabras del filósofo Luis Oyarzún Peña. “Su preocupación por la filosofía es un negocio de amor y su inquietud por el amor nace de una angustia metafísica. Y remata Oyarzún, entre comprensivo y absolutorio, que a la ebriedad del rapto platónico, Vial prefiere la claridad de sus esencias”.
Luego, la Doctora en Historia por la Pontificia Universidad Católica afirmó que “la historia, que estudia lo humano en el tiempo, no ha logrado fundar por sí misma una teoría del tiempo. Esta distancia con la teoría es a su vez histórica, porque fue despechada como forma de conocimiento por la filosofía clásica griega, pues se encargaba de lo contingente y mutable. Eso no pertenecía a la filosofía. Lo contingente y mutable sólo podía pertenecer a la opinión”.
La Premio Nacional de Historia continuó afirmando que “la historiografía ha reflexionado sobre su epistemología, aun para invalidarse a sí misma, y ha recurrido a las otras disciplinas para su propia teorización. Pero es cierto que nosotros los historiadores podemos funcionar como el burgués de Moliere, hablando en prosa sin saberlo, y aplicando una epistemología, sin hacernos cargo de que lo estamos haciendo. Es una disciplina, pero es también un oficio, quizás por ello se le perdone”.
Por último, Sol Serrano concluyó que “mi campo no es la historia conceptual, sino la historia política moderna, su relación entre ideología y prácticas sociales y culturales. Estudio los vínculos nada lineales que echan a andar la política moderna y la vivencia de los actores (…) He tratado de estudiar cómo ese concepto moderno del tiempo, el progreso, se traduce en instituciones precarias, que se encuentran con unas realidades sociales, que no son precarias en sí, pero que lo son para aquellos que tienen el sentido moderno del futuro”.
La Académica, Lucía Santa Cruz, destacó en su discurso de recepción, que la nueva académica “ha estado siempre ligada, en los temas que ha escogido, en la forma que los ha abordado, al devenir de nuestra polis, saliendo de autarquismo histórico para incluir nuevos enfoques interdisciplinarios que colindan virtuosamente con la humanidades y las ciencias sociales, y también deslindan con la historia de las ideas concebidas en un esquema, tal vez más moderno, que el estudio netamente intelectual de ellas”.
La solemne ceremonia finalizó con la investidura con la medalla de Miembro de Número, por parte de Jaime Antúnez Aldunate, que acredita la incorporación de Sol Serrano Pérez como nueva Académica de Número de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile.