En su columna habitual del diario El Mercurio, la académica de número Lucía Santa Cruz reflexionó acerca de las características de los candidatos a ser parte de la próxima Convención Constitucional.
Quisiera un constituyente que haya hecho un proceso psicológico que le permita enfrentar su labor sin demasiada indignación, rabia y odio hacia quienes no piensan como él, con integridad intelectual y poseedor de ciertas virtudes como la tolerancia, la capacidad de entablar diálogos y buscar acuerdos, respetar la palabra empeñada y tener un apego irrestricto a la verdad. Que tenga convicciones, pero sepa distinguir entre aquellas y los dogmas inamovibles, más propios de una religión. Que entienda la democracia como la alternativa a la guerra y, por lo tanto, rechace con vigor e incondicionalmente cualquier atisbo de violencia en la deliberación constitucional. Sobre todo, que respete y haga respetar la institucionalidad, pues no hay ningún objetivo, por bueno que aparezca, que sea superior al respeto a las normas y reglas que nos hemos dado para convivir. El desacato a la Constitución suele ser la obertura de la anarquía y esta, a su vez, tiende a ser el preludio de la dictadura.