José Joaquín Brunner: “Hacia una educación pública de verdad”

El académico de número profundiza en la importancia de la educación privada en relación al régimen público de proveedores estatales y no-estatales en su columna del diario El Mercurio.

Mientras la relación entre componentes estatales y no-estatales de la provisión, gestión, financiamiento y orientación de la educación se vuelve cada vez más rica y sofisticada, en Chile vamos hacia atrás.

El debate sobre esta materia en la Convención Constitucional así lo muestra. Reinan un simplismo esquemático y el pensamiento mitológico. Se desconoce la realidad y la experiencia internacional. Justo en el momento que la Unesco da a conocer su Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2021/2, “Los actores no estatales en la educación: ¿Quién elige? ¿Quién pierde?”.

Este informe permite extraer varias lecciones para nuestro debate constitucional y político-educacional.

Por lo pronto, dos asertos centrales. Primero, no hay ningún aspecto de la educación en el mundo en que no participen actores no estatales. Y ella se halla en aumento. Segundo, en cada país esa participación es peculiar; históricamente condicionada por factores religiosos, políticos, culturales y de opción de las familias.

Chile es un caso evidente. Su sistema escolar reporta en 2021 una distribución de la matrícula donde 54,5% corresponde a colegios privados subvencionados; 35,5% a colegios estatales (municipales y servicios locales), y 1,3% a colegios de administración delegada (en corporaciones empresariales). Es decir, 91,3% se ubica en el sector de educación gratuita, de carácter público y financiada fiscalmente. El restante 8,6% corresponde a colegios privados pagados (Mineduc, 2021).

¿Qué significa esto? Que Chile, más marcadamente que otros países, posee un régimen mixto de provisión, y también de financiamiento en el caso de la educación terciaria, lo que obliga a atender la recomendación de la Unesco en cuanto a que “los gobiernos deben considerar a todas las instituciones educativas, al estudiantado y al personal docente como parte de un único sistema”. Es algo que hasta aquí no ha sido posible.

>> Texto completo (disponible bajo suscripción)