El académico de número reflexiona sobre el fin del proceso constitucional en Chile en una columna de El Líbero.
Hoy se cumplen cuatro años desde la suscripción del Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución. La motivación de dicho Acuerdo fue encauzar el estallido y las protestas masivas que durante los 30 días previos habían puesto en jaque al gobierno y amenazado con desbordar el Estado de derecho. Así quedó registrado en el preámbulo del documento:
“Ante la grave crisis política y social del país, atendiendo la movilización de la ciudadanía y el llamado formulado por S.E. el Presidente Sebastián Piñera, los partidos abajo firmantes han acordado una salida institucional cuyo objetivo es buscar la paz y la justicia social a través de un procedimiento inobjetablemente democrático”.
Frente a la crisis, la mayoría de los partidos representados en el Congreso, con la excepción del Partido Comunista y el Partido Republicano, optaron pues por encauzar la arrolladora movilización social a través de una promesa de cambio constitucional.