El académico de número reflexiona sobre el impacto de los avances tecnológicos en la educación en su columna de El Mercurio.
La aparición de esta tecnología ha propiciado un debate sobre su efecto en la educación, con posturas en ambos extremos: quienes prevén un fin a la escolarización y aquellos que acogen este avance. Sin duda, esta interface conversacional tiene una capacidad excepcional de generar textos, con usos variados. Así también, sus riesgos son diversos.
GPT-4 provocó rápidamente un candente debate sobre el futuro de la educación. ¿Qué papel jugará la inteligencia artificial (IA) en los procesos de enseñanza aprendizaje? ¿Estamos al comienzo de una nueva era tecnológico-cultural, como antes ocurrió con el paso de la cultura oral a la escrita, luego a la imprenta, a la educación obligatoria y, más recientemente, al internet? ¿Es hora de celebrar o condolerse?
Las reacciones tienden a ordenarse en dos extremos opuestos: apocalípticos e integrados, según los llama Umberto Eco en su famoso libro. Ante un cambio tecnológico disruptivo de la comunicación humana que amenaza con impactar todas las esferas de la sociedad, sugirió él, unos anuncian el infierno, los otros el cielo.
GPT-4, primera aparición masiva de IA levantada sobre internet, posee precisamente ese carácter disruptivo transversal.