El académico de número analiza el desarrollo del proceso constitucional y el actual escenario político en una entrevista de la sección Crónica Constitucional del diario El Mercurio.
“Siempre fue ingenuo pensar la Convención como una especie de gran momento puramente deliberativo, de encuentro de ideas y de construcción de la casa común”, advierte José Joaquín Brunner. Exministro y figura intelectual de lo que fuera la Concertación, su visión del proceso privilegia la lógica fría del académico por sobre cualquier idealización. Así, recurre a la famosa frase de Von Clauscwitz y la invierte, para sostener que la Convención Constitucional fue simplemente “la sustitución de la guerra por la política”. Ello supuso, por cierto, el esfuerzo de encauzar institucionalmente el conflicto que vive la sociedad chilena, evitando que “nos arrollara a todos en una gran revuelta violenta y desordenada”; sin embargo, lejos de suprimirse, ese conflicto tan grueso y dramático seguiría exactamente igual pero dentro de un mínimo de reglas. Y eso es todo lo que ha sido la historia de la Convención”.
Por ello no le extraña que la instancia constituyente se haya transformado en escenario privilegiado para el enfrentamiento entre lo que llama “octubristas” —esto es, quienes buscan “transformar el 18 de octubre, con todo lo que significa, en el hito más importante de esta nueva etapa de la sociedad chilena”— y los “noviembristas”, los que reivindican como fecha clave el 15 de noviembre, día del acuerdo para encauzar la crisis. Se trata de una disputa que abarca símbolos —como la propia idea de la presidenta de la Convención de iniciar el próximo 18 la discusión constitucional de fondo— pero cuyos alcances refieren al sentido mismo del proceso y la evolución política futura.
¿Qué se juega entonces en la pugna entre octubristas y noviembristas?
En el más corto plazo, se juega la administración y superación de las varias crisis que emergieron en 2019, la continuidad de este cauce constitucional y su convergencia final con el ciclo electoral, la elección del nuevo Parlamento y del nuevo gobiemo. Y, de ahí en adelante, cuál es el proyecto y la estrategia de cambio que gobierna al país. El análisis lleva a pensar que efectivamente va a haber una nueva generación en el gobierno, que esa nueva generación va a llegar con una propuesta de cambios múltiples y lo que está por verse es en concreto cuál va a ser esa estrategia. Estamos en la etapa del diseño del cambio y hay una disputa entre distintas versiones de él, unas que son más radical rupturistas y otras que, desde el punto de vista institucional por lo menos, son más cuidadosas de las formas y más continuistas.