José Joaquín Brunner: “El discurso de la Convención Constitucional y su preámbulo”

El académico de número reflexiona sobre el relato de los convencionales para dar e inspirar un nuevo orden constitucional en su columna del diario digital El Líbero. 

El discurso que emana de la Convención Constitucional (CC)—esto es, su lenguaje hablado y escrito lleno de sentidos que se van acumulando, entrelazan, circulan y aparecen en la comunicación pública—es la creación de un mundo de significados que terminaremos habitando. ¡Nos guste o no, esa será la casa común! Un edificio de normas creado por palabras. Una construcción que, por la fuerza de su habla, emerge como la máxima expresión de la performatividad. Este término—de moda en la academia—quiere decir, precisamente, producir un hecho social por el mero efecto de las palabras pronunciadas por quien corresponde en las circunstancias que corresponde. Como la declaración de un matrimonio por la funcionaria civil o el sacerdote. O el juramento o promesa que compromete a un convencional a cumplir con el mandato recibido.

Ningún ejemplo mejor y más evidente de un acto de habla performativo que el de una Constitución. Recuérdese el famoso Preámbulo:

“Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad, estatuimos y sancionamos esta Constitución para los Estados Unidos de América”.

Una Constitución viene a ser algo así como una performatividad organizada a nivel de una sociedad entera. 

Mientras tanto, en Chile, el discurso constitucional en construcción deberá culminar en un texto —todavía en fase de preparación inicial— que declarará nuestra Carta Fundamental, la que luego será ratificada mediante un plebiscito. Por el momento aquel discurso está hecho de relatos, reglamentos internos, minutas, presentaciones escritas, sesiones de comisiones y el plenario, sucesivas rondas de votaciones, declaraciones públicas varias (colectivas e individuales, formales e informales) e intervenciones programadas de los convencionales. (Acabamos de recibir un insumo agregado de unas 150 mil palabras para contentamiento de aquellos que hacen data mining y digital humanities; insumo proveniente de las intervenciones individuales de los 154 convencionales que declararon su testimonio ante el pleno).

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