El académico de número recuenta la gestión del Presidente Gabriel Boric en 2022 y proyecta los desafíos del Gobierno en 2023 en una columna de El Líbero.
¿Qué nos depara el año que comienza? ¿Acaso la historia no es siempre más de lo mismo y los cambios de un año al siguiente, un mero espejismo? O bien, como suele decirse, ¿es la política el reino de las mudanzas, hechos movidos por ideas y pasiones? ¿Hay un hilo rojo que pueda guiarnos por el laberinto de los discursos políticos, el ir y venir de los sucesos, la rotación de las élites y los ciclos económicos? ¿Cuánto pesan las ideas e ideologías y cuánto las estructuras en los movimientos, oscilaciones y los ritmos de la política?
Tal es el tipo de preguntas que surgen en aquellos momentos que separan simbólicamente un año del siguiente, mientras a nuestro alrededor nada se detiene. Sobre todo no la política que incesantemente produce los acontecimientos que luego la prensa replica, califica y somete al escrutinio público. Lo que sigue es un intento por ordenar el tumulto de los sucesos anuales -los que fueron, los que probablemente vendrán- a partir de una lectura e interpretación de algunas claves ideológicas a través de las cuales la política se expresa en nuestra sociedad.
Como eje ordenador empleamos la trayectoria ideológica del gobierno Boric que asumió a comienzos del año pasado y cuyo futuro inmediato proyectamos a partir de los conflictos del presente.