El académico de número reflexiona sobre la confirmación de la legalización del aborto de nonatos con Síndrome de Down en el Reino Unido en su columna del diario El Mercurio.
Varias cartas y columnas, entre ellas la de Carlos Peña, se han publicado en este mismo medio expresando preocupación por que se permita el aborto de no nacidos con trisomía 21 o síndrome de Down. El origen de estos textos tiene que ver con la sentencia de la Court of Appeals (Second District) que, con fecha 25 de noviembre de 2022, rechazó el cuestionamiento de la ley británica que permite el aborto incluso después de las 24 semanas si “existe un riesgo sustancial de que, si el niño naciera, sufriera anomalías físicas o mentales tales que resultará gravemente discapacitado”.
Las recurrentes fueron Heidi Crowter, una mujer de 27 años con síndrome de Down, y Maire-Lea Wilson, madre de un niño con el mismo síndrome, que asegura fue presionada durante la 34ª semana de su embarazo cuando se detectó que su hijo venía con trisomía 21. Ambas apelantes invocaron que la legislación se oponía a la Convención Europea de Derechos Humanos, principalmente a los arts. 8: derecho a la vida privada sin interferencias, y 14, que prohíbe la discriminación. También se alegó violación al art. 2, que contiene el derecho a la vida, pero la Corte lo desechó por considerar que el feto para la Corte Europea no tiene derechos. Nada se cita en apoyo de esta afirmación, aunque la Corte Europea nunca se ha pronunciado sobre el estatus del no nacido.
Los tres jueces suman sus votos a la opinión expresada por el vicepresidente Lord Justice Underhill, quien concluye que no hay violación ni al art. 8 ni al art. 14 de la Convención Europea. Pero señala que “no tengo dificultad en aceptar el testimonio de la Sra. Crowter y su madre y de la Sra. Lea-Wilson que encuentran ofensivo e hiriente que la ley permita el acceso sin restricciones al aborto de fetos que corren el riesgo de nacer con discapacidades graves, y que lo ven como un mensaje de que la vida de las personas discapacitadas tiene menos valor”, y que lo mismo podrían sentir otras personas con síndrome de Down. Añade que restringir esta forma de aborto no es misión de la Corte, sino del Parlamento.