Hernán Corral: “No es una Constitución”

El académico de número afirma que no estamos ante una propuesta de Constitución, si no más bien “ante una ley o reglamento con normas de detalle y maximalistas”, en su columna del diario El Mercurio.  

El próximo 4 de septiembre Chile vivirá una jornada histórica. En un plebiscito la ciudadanía deberá pronunciarse si aprueba o rechaza la propuesta de Constitución elaborada como resultado del proceso constituyente.

Es evidente que la propuesta es mediocre. Habla de familias y no de familia, dice proteger la vida, pero consagra el aborto libre; desprotege el derecho de propiedad, instituye sistemas de justicia paralelos, establece un Consejo de la Justicia omnipotente, debilita la Corte Constitucional, establece la plurinacionalidad, con regiones y comunas autónomas y autonomías territoriales indígenas. Los partidos que impulsan el Apruebo se comprometieron a corregir defectos notorios, de modo que a confesión de parte, relevo de prueba.

Podríamos seguir enumerando falencias y contradicciones. Pero hay algo más de fondo: esta no es una propuesta de Constitución. La sola extensión da cuenta de que la chilena será una de las constituciones más largas del mundo. Son 388 artículos y 54 disposiciones transitorias. Los derechos fundamentales y sociales ocupan más de cien normas; se incluye el derecho al trabajo decente, a la vivienda, a la ciudad, a la seguridad alimentaria, al uso de semillas tradicionales, al agua, a un mínimo de energía, al deporte, al libre desarrollo de la personalidad, a la muerte digna, al aire limpio, al asilo, al acceso a la conectividad digital, al espacio digital libre de violencia. Se llega al absurdo de consagrar el derecho al ocio. La propuesta agrega los derechos de los tratados de derechos humanos ratificados por Chile, los principios del derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional consuetudinario, y los declara integrantes de la Constitución, y nótese que se trata de principios y costumbres futuras e inciertas.

>> Texto completo en el diario El Mercurio