Eugenio Tironi: ¿Producir más o desear menos?

El académico de número analiza las razones del fenómeno mundial de la escasez de mano de obra en su columna semanal del diario El Mercurio. 

Empresarios y economistas lo han venido advirtiendo. Con la pandemia hay una aguda escasez de mano de obra, en especial en faenas como la agricultura, la construcción y la minería. Lo mismo se experimenta en el sector servicios y en el plano doméstico. Algunos lo han imputado al miedo al contagio; otros a la holgura artificial creada por el retiro de fondos previsionales; otros a que las ayudas del Estado inducen a no emplearse por miedo a perderlas. Como sea, la oferta viene recuperándose mucho más rápido que las postulaciones de empleo. El virus y su combate, por lo visto, han desatado una menor disposición a trabajar.

No se trata de un fenómeno local: en buena parte del mundo desarrollado sucede lo mismo. En Estados Unidos esto golpea especialmente a la industria gastronómica y de turismo. Ni aún subiendo de 12 a 18 dólares la hora es posible conseguir un ayudante de cocina, relataba al New York Times el dueño de un pequeño restaurante en Arizona. En España los bares y restaurantes protestan por la falta de camareros cualificados. En Francia se ha vuelto viral que los trabajadores usen TikTok para comunicar su renuncia, denunciando de paso el carácter tóxico de sus antiguas ocupaciones.

Las razones esgrimidas por los economistas ayudan a explicar esta tendencia, pero quizás hay algo que no se comprende desde su paradigma, según el cual los humanos poseemos necesidades infinitas y medios limitados, lo que genera una sensación de escasez que nos empuja a trabajar.

Las entrevistas en profundidad efectuadas por el diario neoyorquino en el reportaje mencionado revelan que las personas forzadas a dejar sus trabajos por la pandemia sienten haber descubierto con asombro una vida que no conocían. Menos dolores físicos, más tiempo con sus seres queridos, más posibilidades de descanso, más contacto con la naturaleza. También la oportunidad para retomar actividades más cercanas a sus intereses básicos, que aunque les reporten menos ingresos y estabilidad económica les ofrecen más libertad y satisfacción personal.

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