Eugenio Tironi: “La voz del pueblo”

El académico de número reflexiona sobre el poder de la participación electoral donde “cuentan los que votan” en su columna semanal del diario El Mercurio.

El pueblo habló. Los focus groups, las entrevistas en profundidad, las historias de vida, las observaciones etnográficas; toda esa parafernalia que muchas veces sirve más para dotar de “evidencia” a los deseos y sesgos del observador, fueron desplazados por la elección en la soledad de la urna secreta. Esto es lo que vale. La participación no fue abrumadora, pero superior a mayo pasado. En democracia es así: cuentan los que votan.

El pueblo habló. Nada es definitivo, lo hemos visto. Pero al menos por ahora la ciudadanía ha dicho que la continuidad lo tiene harto. Boric y Kast representan nuevas apuestas, otras agendas, diferentes estilos. Son refundacionales. Uno desea crear un nuevo orden, el otro restablecer el que se quebró; objetivos, ambos, igualmente peliagudos. Las fórmulas que gobernaron el país en las últimas décadas quedaron en el camino. Lo que se abrió el domingo es un nuevo ciclo.

El pueblo habló. Nuevamente se pronunció contra la política y los políticos. Esto es Parisi y su partido privado; esto es Campillai; esto es la entrada al Congreso de un número récord de independientes y la derrota de muchos incumbentes. La Lista del Pueblo respondió a esto mismo. No es algo nuevo: con el mismo discurso, Errázuriz en 1989 obtuvo 15,4%.

El pueblo habló. Su ánimo ya no es el mismo de 2019: lo dijo fuerte y claro. Ha vivido la incertidumbre de la pandemia. Ve que peligran sus logros. Teme a la delincuencia, a la violencia, al desorden, a la inmigración descontrolada. Le acosa la dictadura viscosa de lo políticamente correcto, que remueve certezas tan fundamentales como las nociones de patria, de familia, de género. Cuando todo se vuelve más frágil, lo que importa ya no es tanto el futuro como el presente; no lo que merezco alcanzar, sino lo que quiero proteger; no las palabras, sino los hechos; no los programas, sino una figura de autoridad; no una identidad por explorar, sino un lugar al que pertenecer. Esto fue lo que llevó a muchos compatriotas a buscar refugio en Kast y en la derecha conservadora. Son los grandes triunfadores del domingo. En toda la línea: votos, poder e ideas.

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