Eugenio Tironi: “La reconciliación”

El académico de número reflexiona sobre los “actos de arrepentimiento y perdón” de los últimos días que abren la puerta a una reconciliación al interior de la centroizquierda en su columna semanal del diario El Mercurio.

El apoyo a Gabriel Boric por parte de Ricardo Lagos y Carmen Frei —este ratificado luego por la junta nacional de la DC— cierra la profunda grieta que se creó en el campo de la centroizquierda a partir de 2011. Más que ideológica o programática, esta fue una fractura generacional. Los hijos y nietos de la Concertación rompieron con sus progenitores. Lo hicieron enarbolando un discurso ácidamente crítico de su obra (los “30 años”) y, algunas veces, de su honestidad. Y por si fuera poco, formaron tienda aparte, el Frente Amplio, precipitando con ello la obsolescencia de la vieja centroizquierda.

Para la generación que vivió el quiebre de la democracia y aún vibra con el heroísmo de su recuperación, esa fractura fue en extremo dolorosa. A nadie le gusta que aquello que fuera el norte de su vida sea mirado con desprecio por sus herederos, mas cuando esta y su principal soporte son ya los recuerdos.

Los hijos rebeldes hicieron su camino. En un tiempo récord, y sin conocer el sabor de la derrota, alcanzaron el protagonismo y el control. “Serán abducidos por el Partido Comunista”, se pensó; pero no: lo derrotaron.

Las cosas cambiaron, empero, la noche del 21/11. Conocieron la derrota, al menos en forma parcial. Su candidato pasó a segunda vuelta, pero detrás de Kast, con una votación menguada y en un clima-país que demanda respuesta a demandas que están fuera de la experiencia vital y de la agenda de la nueva generación, como son la escasez y la inseguridad.

Boric recogió rápidamente el guante. No le fue difícil. Pertenece a una generación “gamer”, no doctrinaria, habituada al juego, a la flexibilidad, al reseteo. “Es mi obligación reflexionar respecto de nuestra propia conducta —señaló Boric ante la junta DC—, y en ese marco hoy sé que la arrogancia generacional es una mala consejera, que no hay virtud per se en la juventud y la novedad”. Y agregó autocríticamente: “pecamos de inmadurez en demorar hasta el final nuestro apoyo para la segunda vuelta del 2017” a quien fuera el candidato de la centroizquierda.

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