El académico de número reflexiona sobre los resultados de las elecciones de consejeros constitucionales en su columna de La Tercera.
En el museo del Louvre se encuentra una pintura muy impresionante que lleva ese nombre. Es sin duda la obra maestra de Théodore Géricault, un pintor fundamental del romanticismo francés. Fue pintada entre 1818 y 1819 y está inspirada en un naufragio que conmovió a la Francia de ese entonces.
El 2 de julio de 1816 la fragata francesa Medusa encalló y como el número de botes de salvataje era mucho menor al de los tripulantes, aquellos que no alcanzaron a ocupar los botes, construyeron una gran balsa para salvarse. Después de 13 días de miedos y miserias, de los 147 que ocupaban la balsa, sobrevivieron solo 13, la gran mayoría pereció producto de la desidia y de la irresponsabilidad.
El resultado electoral del domingo pasado, donde se eligieron los consejeros que tendrán un rol relevante junto a los otros actores del proceso constitucional, no tiene, por supuesto, la dramaticidad y la irreversibilidad de este trágico naufragio.