El académico de número analiza la necesidad de dialogar, debatir y construir acuerdos políticos en su columna del día domingo en el diario La Tercera.
Parafraseando libremente a Hegel resulta curioso como la historia juega en ocasiones con los seres humanos y los hace confundirse y hacer cosas que a ojos vista van contra sus intereses.
En Chile, sin ir más lejos, en estos tiempos difíciles y ríspidos resulta evidente la necesidad de lograr acuerdos políticos, pues los desafíos sanitarios y económicos requieren una amplia colaboración entre todos para superar la catástrofe, la angustia económica e incluso la muerte.
Llevamos un año y medio de una pandemia global que cuando al fin parece poder ser domada por la ciencia, vuelve a rebrotar cambiando de piel, para resurgir más agresiva en momentos en que estamos cansados, “fatigados de pandemia” como dicen los expertos y, en consecuencia enojados con el mundo y con lo más a mano que tenemos: el gobierno.
En verdad, éste como todos, ha cometido errores y aciertos frente al peligro desconocido del bicho que no descansa en atacar a ciegas. Incluso aquellos gobiernos que mejor lo han hecho, están hoy en condiciones inciertas. La malvada variable Delta los está mandando al rincón, de vuelta a la mascarilla.
Habrá que buscar nuevas estrategias, pero cualquiera de ellas serámucho más efectivas si se realiza en un país cuya convivencia sea apacible, que genere una razonable serenidad y optimice la búsqueda de equilibrios que ayuden a prevalecer sobre la pandemia y minimizar sus efectos nocivos sobre el trabajo, la educación y el desbarajuste económico, para poder, una vez amainado el temporal volver, cuando sea posible en mejores condiciones, a una cierta normalidad.