El académico de número examina el actuar del Gobierno durante los incendios forestales en su columna habitual del diario La Tercera.
En fin, febrero no fue un mes muy favorable para la lectura y la reflexión, al menos para el grupo dirigente de gobierno. Los incendios han sido voraces, dantescos y destructivos, una gran catástrofe de esas que tienen lugar de tanto en tanto durante los veranos chilenos.
Algunas vacaciones quedaron en suspenso, tuvieron que aplazarse para más tarde. En mi experiencia de años atrás, las vacaciones solían ser muy cortas para quienes tenían altas responsabilidades de gobierno, se realizaban en lugares cercanos que permitían una fácil reversibilidad. Pero esa virtud republicana no parece ser la regla en tiempos de la nueva moral.
Hizo bien el presidente Boric en tener el buen reflejo de suspender sus vacaciones, ello dio una imagen de responsabilidad que fue apreciada por la ciudadanía.
Parecería que lo peor ya ha pasado y el país, como en ocasiones anteriores ha mostrado lo mejor de sí mismo.