Daniel Mansuy: “Allende quiso usar una fuerza que al final no podía manipular tan impunemente”

El académico de número analiza la figura del expresidente Salvador Allende, el legado de la Unidad Popular y los hechos que antecedieron al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en una entrevista con El Mercurio.

¿Cómo fue que un ensayo escrito por un académico de la Universidad de los Andes, crítico de la Unidad Popular y del proyecto allendista, se convirtió en uno de los libros clave de los 50 años, recomendado incluso —y para enojo de varios en el oficialismo— por el Presidente Boric? Daniel Mansuy no tiene la respuesta. También él está sorprendido por el impacto de “Salvador Allende, la izquierda chilena y la Unidad Popular”, que sigue encabezando las listas de los más vendidos y alimentando debates. 

Lo claro es que la motivación que lo llevó a embarcarse en ese trabajo, el convencimiento de que volver a la figura de Allende sería iluminador para entender a la izquierda actual, le ha hecho sentido a muchos. “La idea de que la UP todavía merece ser mirada y examinada me parece que está en el centro de la recomendación del Presidente y también en el centro de mi libro”, dice. 

—Es un lugar común hoy entre gente de izquierda afirmar: el error de la UP fue impulsar grandes transformaciones sin tener las mayorías para ello. ¿Era solo ese el error o había un problema también en la naturaleza de esas transformaciones, en el proyecto? 

—Esa fue una lección que sacó el eurocomunismo de la experiencia chilena, que lo llevó hacer alianzas con el centro, y está también en el origen de la Concertación. Pero la pregunta sobre el proyecto es interesante, porque es algo que Joaquín Fermandois anota siempre: Allende tenía un proyecto de vía chilena y quería construirlo de modo pacífico e institucional, pero cuando tenía que poner en el horizonte un modelo, nunca salía de los socialismos reales: la RDA y Cuba jugaban un papel importante. Y esos modelos no eran democráticos. “Una pregunta muy interesante en la izquierda en esos años era qué va a pasar el año 76 (cuando correspondía la siguiente elección presidencial). Esa pregunta los ponía nerviosos, porque la elección supone que pueden perder y la derrota supone alternancia en el poder. Y en esa mente de esa izquierda revolucionaria, era algo muy complicado. Entonces efectivamente había un problema con el contenido del proyecto, que nunca dilucidó muy bien su relación con la democracia”.

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