Cristián Warnken: “¿Tendremos el valor de celebrar esta navidad?”

El académico de número reflexiona sobre el sentido de la Navidad en una columna de El Mercurio.

Releo un poema de Enrique Lihn sobre la Navidad, titulado “Navidad”. Un poema de un poeta agnóstico, o definitivamente ateo, uno de nuestros más grandes y lúcidos poetas. El poema de Lihn nos deja temblando porque pone el foco en nuestra humanidad y desamparo existencial, no en los regalos ni en el árbol de pascua. Vale la pena leerlo completo: “¿Tendremos el valor de reunirnos esta noche/ padres y hermanos, la novia que no tiene adonde ir/ el vecino cordial? / Y el buen amigo de la infancia —qué sería de ella sin él/ encontrará esta noche/ el buen camino entre su corazón y el nuestro?/ El cardo ha destronado a los niños que fuimos/ y fantasmas perdidos en el reino del cardo/ buscamos una calle en el desierto/ el buen camino entre el polvo y nosotros/ nuestras lágrimas en los charcos de agua pantanosa”.

El “valor de reunirnos” quizás consista en sentarnos a la mesa ese 24 de diciembre con todo lo que nos falta y nos hace carentes, con todo “nuestro pecado original”, dirían los católicos. El poema de Lihn trasunta el dolor de haber perdido la infancia. Esta es una fiesta cuyo centro es un niño; pues bien, los niños han sido destronados, ya no serán reyes, ni dioses ni profetas. Para nuestra civilización individualista y materialista, Dios ha muerto, la infancia ha muerto y con esos feroces duelos deberemos sentarnos a celebrar juntos la Navidad.

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