El académico de número reflexiona sobre si es correcto moralmente permitir el aborto de nonatos con Síndrome de Down en una columna del diario El Mercurio.
En Inglaterra se ha confirmado la legislación que permite abortar fetos con síndrome de Down hasta el momento del parto; en España, por su parte, se permite el aborto si el nasciturus posee esa condición.
¿Está en consonancia una decisión como esa con una sociedad liberal? ¿Es correcto moralmente hablando permitir el aborto si quien está en el vientre materno posee ese síndrome?
Aparentemente, es correcto.
Un niño o niña con síndrome de Down suele poseer una salud frágil; su vida gravará a sus cercanos con el deber de sostenerlo; en muchos casos, el niño o niña no podrá incorporarse al mundo del trabajo de una manera eficiente; padecerá dificultades en el sistema escolar; en ocasiones sufrirá discriminaciones, y es probable que sus padres vivirán con la angustia de pensar que llegará un día en que ellos, ya viejos, no podrán protegerlo. Siendo así, si el niño o niña con Down sufrirá y hará sufrir, ¿qué sentido posee permitirle que desembarque en este mundo? Si la naturaleza se equivocó, ¿no será mejor permitir que los padres decidan corregirla? En fin, podría argumentarse, no se trata de obligar a nadie a abortar al nasciturus que posea esa condición; se trata de permitir que, cuando alguien no se sienta capaz de tenerlo, pueda impedir que nazca.