Carlos Peña: “El problema de la plurinacionalidad”

La académica de número analiza el concepto de la plurinacionalidad y su alcance en nuestro país en una columna del diario El Mercurio.

Uno de los aspectos centrales del proyecto constitucional es la idea de que Chile es plurinacional. ¿Qué significa esto? ¿Qué problemas puede plantear?

Para saberlo hay que esclarecer el concepto de nación. La palabra nación (natio) es un sustantivo derivado del verbo nascere (nacer). Ella denotaba originalmente el vínculo con el lugar donde se había nacido. En el medioevo la palabra se usó (como recuerda Huizinga) para designar a los estudiantes universitarios que compartían un origen o una religión. En el siglo XIV, la palabra comenzó a adquirir un sentido político y se usó para designar a quienes compartían el poder con el rey (los nobles o notables).

Es recién en el siglo XVIII cuando la palabra adquiere el alcance que hoy día la hace problemática.

Entonces surgen dos significados de la palabra nación. En uno de ellos (el uso francés tal como aparece en el discurso del Abate Sieyès) se la usa para designar a un conjunto de personas formalmente iguales unidas por la ley. En el otro (la concepción romántica, uno de cuyos impulsores fue Herder) se designa con esa palabra a una entidad sustantiva con una lengua propia y una misma conciencia colectiva, un mismo espíritu. En la concepción francesa, la nación la constituye la ley; en la romántica o alemana, la nación se constituye por la lengua y la cultura. En la primera, el Estado coincide con la nación; en la segunda, esa coincidencia puede no existir, puesto que puede haber varias naciones al interior de un Estado o una de ellas extenderse por varios.

Las consecuencias de cada una de esas concepciones son radicalmente distintas. Mientras la concepción francesa favorece la unidad política entre culturas distintas, la concepción romántica provee razones para abandonar esa unidad.

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