Carlos Peña: “El idiolecto”

El académico de número analiza el significado que asigna a los conceptos, y los enunciados que construye con ellos, el Gobierno del Presidente Gabriel Boric en su columna del diario El Mercurio.

Desde aquella ocasión memorable en que un joven Giorgio Jackson (quien por un pelo no fue destituido esta semana) juró ante las cámaras que donaba la mitad de su dieta (lo hizo ante el requerimiento enfurecido de E. Bonvallet), su figura se ha ido estropeando poco a poco. Lo que entonces ocurrió fue que lo que él llamaba donación era, en realidad, un ahorro colectivo en el que participaba para financiar su propia actividad política. En otras palabras, él llamaba donación a un acto autointeresado, en beneficio propio y carente de todo altruismo.

Y lo notable del incidente es que muestra —como en un ejemplo— un rasgo de la generación a la que él y el Presidente Gabriel Boric pertenecen.

¿En qué consiste ese rasgo?

Consiste en el extraño significado que asignan a los conceptos y a los enunciados que construyen con ellos. Esos conceptos que a veces utilizan y que forman parte de la identidad ideológica que han construido, no tienen una exacta contrapartida en la realidad. Y al igual que la donación que mes a mes decía practicar Giorgio Jackson, entre los conceptos que utilizan y la realidad a la que aparentan referirse, hay apenas un pálido parentesco, tan sutil y ligero como el que mediaba entre ese ahorro al que el diputado llamaba donación, y la genuina donación que nada o muy poco tenía que ver con ese ahorro colectivo con fines partidarios y autointeresado. En otras palabras, se trata de una generación para la cual el significado de los conceptos que emplean o de las declaraciones que formulan se distancia del que poseen ordinariamente.

>> Texto completo en El Mercurio