El académico de número reflexiona sobre la respuesta de Monseñor Fernando Chomali al anuncio del Presidente Gabriel Boric de promover un proyecto de “aborto legal” en su columna de El Mercurio.
El arzobispo de Santiago, monseñor Chomali, ha declarado —recién ayer— que el anuncio del Presidente de promover un proyecto de “aborto legal” explicita una intención o propósito hasta ahora ambiguo, escondido o disimulado durante el debate sobre el aborto en tres causales. Ese propósito, que ahora se habría revelado por parte del Presidente, es el de alcanzar el aborto libre (del que la expresión “aborto legal” sería un eufemismo que designa el aborto dentro de un plazo).
De esa manera, concluye monseñor, ahora se está en condiciones de debatir el problema de fondo, sin pretextos, sin edulcorarlo en modo alguno, y que se traduce en la pregunta ¿habrá de permitirse el derecho a decidir abortar antes de un cierto plazo sin que para ello sea necesario probar causal alguna?
No cabe duda de que el arzobispo tiene razón. Eso es exactamente lo que ahora cabe discutir.
Se trata de un problema distinto al del aborto en tres causales, de manera que las razones que se tuvieron en vista al apoyar a este último no conducen necesariamente a aprobar el aborto libre. En el aborto hoy vigente pueden esgrimirse circunstancias tan graves —violación, peligro para la vida de la madre, inviabilidad fetal— que hacen moralmente razonable permitir el aborto. El argumento central es que de otra forma se impone sobre la mujer un deber supererogatorio (mantener el embarazo en esas circunstancias), un deber que es digno de encomio; pero cuyo cumplimiento no puede exigirse.