El académico de número reflexiona sobre la labor de las disciplinas humanísticas en la cultura democrática en su columna de El Mercurio.
Un economista —Sebastián Edwards— ha sugerido suprimir las becas en el área de Humanidades y destinar esos recursos a las ingenierías. En su opinión, las carreras del área de Humanidades carecen de futuro y financiarlas, sugiere, equivale a un despilfarro.
Parece tener razón.
¿Por qué financiar un posgrado en filosofía o en historia o en literatura, restando esos recursos a la ingeniería o la tecnología? ¿Acaso estas últimas no mejoran la vida y el bienestar, en tanto las primeras parecen empeorarlos inoculando fantasías o ideas absurdas?
Para saber por qué las humanidades son indispensables es útil dar un vistazo a la índole de la vida social.